miércoles, 11 de diciembre de 2013

Restaurando y aprendiendo

Por Daniel Tessier (11 de diciembre de 2013)

La urbanización ha sido causante de severos daños en bosques y áreas de vegetación. Como habitantes de la urbe, es imposible deslindarse de la responsabilidad social y medioambiental que conlleva esta triste actualidad. A través de pequeñas pero fuertes acciones es posible acelerar la recuperación de bosques afectados por incendios (tanto provocados como no provocados) y otras actividades humanas que han irrumpido en el progreso natural de estos lugares.

La constante colaboración de estudiantes
y profesores mantienen vivo al proyecto
Un ejemplo de acciones positivas es el voluntariado Bosque-Escuela, impulsado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), bajo coordinación de la carrera de Ingeniería Ambiental. En él se busca transmitir la importancia de realizar restauraciones ecológicas, además de crear nuevos conocimientos en cada práctica realizada y mejorar la salud del bosque La Primavera, principal pulmón de la ciudad de Guadalajara.

Con ayuda de estudiantes y profesores se ha logrado establecer una zona de recuperación de buena extensión, manteniendo al sector bajo un profundo y bien fundamentado cuidado; aplicando técnicas de restauración innovadoras y conscientes para optimizar el período de recuperación del bosque. Se realizan constantes análisis de suelo, vegetación, estudios geoespaciales, entre otros, para mantener una bitácora correctamente elaborada del área a proteger y restaurar.

Al final de cuentas, lo que se busca a través de estos proyectos es invitar a cualquiera que se interese por el bienestar de su entorno y que quiera comprender por qué una correcta restauración ecológica es una de las medidas más importantes para el bienestar integral de una ciudad. En palabras de Albert Einstein: "El mundo es un lugar peligroso. No por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo".


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